La mayoría de mi conocimiento de la cocina aprendí de forma auto-didacta y por mi madre que antes era chef vegetariana. Cuando mi madre cocina no sigue ninguna receta nunca, entonces aprender de ella no era nada fácil, me tocó coger una libreta y un bolígrafo y perseguirle por la cocina apuntando los pasos que seguía. Es la única persona que conozco que hace repostería sin usar una receta  y por lo tanto obviamente cada vez que hornea sus famosas galletas con trocitos de chocolate, saben diferente, pero creo que eso es el encanto de sus galletas.

Obviamente me gusta mucho cocinar y ver programas de cocina, pero me sorprende que aún no haya podido hacer un taller de cocina como este.

Llegué al Espai Boisà con muchas ganas de realizar este curso de cocina vegana y aprender nuevas recetas e ideas para cocinar en casa.

Al llegar, me saludó una sonriente pelirroja, Carla, quien sería nuestro chef  por la noche.

La gente fue llegando poco a poco,  mientras esperamos me puse frente a una tabla de cortar y un cuchillo, y a esperar.

 

Empezamos formando equipos y fuimos haciendo las recetas, algunos hicieron una receta mientras los otros hacían otra, todo bajo las instrucciones de la chef Carla. Al final todos participamos activamente cocinando y aprendimos hacer todas las recetas!

Mi equipo consistía en cuatro personas y nuestra tarea – hacer la base para el pastel crudo de plátano. De hecho me sorprendió lo fácil que era, sólo llevaba nueces trituradas que se hicieron como una pasta en el procesador de alimentos con sal marina y aceite de coco. Algo súper interesante que descubrí en el curso es que el aceite de coco cuando se enfría solidifica y hace que compactan los otros ingredientes. Pusimos  la base en el congelador y en poco tiempo ya estaba sólida.  Luego batimos el aguacate, el cacao, y el plátano para hacer la mousse con coco rallado encima, y quedó delicioso! Lo que me impresionó es que no llevaba nada de azúcar pero aún así era muy dulce (y muy rico).

El otro equipo que participaba en este curso de cocina vegana se encargó de hacer una crema de remolacha con chips de plátano macho. Había una chica del grupo que decía que no le gustaba la remolacha pero a la final fue su plato favorito. De hecho estaba de acuerdo, estaba buenísima. Llevaba remolacha, zanahoria, calabacín, tomates, cebolla, ajo, pimienta blanca, orégano y a la final de todo le batimos los vegetales y le agregamos albahaca fresca y chips de plátano macho frito y por encima.  Era como una fiesta de sabores en el paladar. Tenía toques de sabor a crema de tomate pero con un sabor sutil de tierra y con el exquisito aroma de alba

 

Ahora era tiempo para hacer la quiche y los buñuelos. Creo que la quiche es lo que más me sorprendió por los sabores que reflejaban tanto a sus equivalentes non veganos.  La levadura de cerveza le hizo tener un sabor a queso que uno no se puede imaginar.  La base se hizo con semillas de lino molidas, avena molida, almendras crudas molidas, hierbas provenzales, sal  marina y aceite de oliva. Lo guay de esta base es que al moler el lino y agregarle agua se hizo como un gel que unía todo la base.

Luego el otro grupo del curso de cocina vegana hizo el relleno que fue hecho con tofu que se hizo como una crema en el procesador de alimentos, ajo, champiñones, espinacas, tomates secos, perejil fresco, levadura de cerveza, pimentón ahumado, sal y pimienta. Las horneábamos y salían espectaculares. Creo  que fue mi plato favorito de hecho.

Por último eran los buñuelos de cebolla. Carla nos explicó como cortar las cebollas y al ver los aros que estábamos cortando creo que la mayoría pensamos, esto como se hace buñuelo, sin huevo, sin harina de trigo y con aros de cebolla. La respuesta: la harina mágica de garbanzo y mucha agua. Le pusimos especies a la masa que le hizo tener un sabor un poco a las pakora hindúes pero a la vez otro sabor que no podía identificar, eran espectaculares.

Al terminar todos los platos, ya era la hora para cenar, acompañado con una copita de vino ecológico y a disfrutar los sabores únicos que aportaba la comida.

Participando en este curso de cocina vegana me di cuenta que en primer lugar los veganos son muy creativos y en segundo lugar comer comida vegana está genial porque te satisface sin la llenura exagerada que te dan los productos de procedencia animal. Nunca pensé que me podría hacer vegana porque me encanta el queso pero después de pasar una noche con la chef Carla empecé a pensar que ser vegana no sería tan malo.

Como experiencia estuvo muy guay, no sólo el hecho de compartir una noche y comida rica con estas personas antes desconocidas pero me hizo dar cuenta de que las experiencias que compartes con gente es lo que nos une. Yo no sé si les volveré a ver al grupo con quienes cociné la otra noche en el Espai Boisà pero sí sé que la noche que compartimos fue algo muy única y que seguramente cada uno de nosotros les gustaría repetir. Fue una experiencia muy gratificante, y para los que no han hecho un taller aún en el Espai Boisà, se los recomendaría 100%.

No te pierdas el próximo Curso de Cocina Vegana en Espai Boisa! Consulta el Calendario y apúntate a disfrutar de una experiencia culinaria maravillosa!

By: Jessica Freedman, Masters student in Touristic Innovation with specialty in Culinary and Gastronomic Heritage